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Como hablamos el día 4, vamos a hacer un ejercicio muy interesante sobre la bóveda celeste, llamado "Adopta una constelación". A lo largo del semillero, vamos a responder 6 preguntas sobre una constelación que cada uno adoptó. Y como trabajo final, cada uno, en una sesión del semillero, va a realizar un modelo a escala de esa constelación. Estas son las preguntas:
1. ¿Qué figura mitológica representa?¿De qué
cultura?
2. ¿Dónde se encuentra mi constelación en la esfera
celeste?
3. ¿Qué estrellas componen mi constelación y qué
características tiene cada una (temperatura, masa, tamaño, edad
de la estrella, tipo de estrella)?
4. ¿Cuales son las distancias a las que se encuentran
cada una de las estrellas?
5. ¿Qué objetos se encuentran en la región que
delimita esta constelación?
6. Describe las características más interesantes de
estos objetos y a qué distancia se encuentran. |
Las constelaciones escogidas fueron:
Osa Mayor, Cisne, Hércules, Can Mayor, Tauro, Virgo, Escorpio, Monoceros, Andromeda, Orión, lira y la constelación del Águila.
Repasemos algunos conceptos generales que se deben saber y veremos en la clase de bóveda celeste:
¿Qué es una constelación?
Una constelación, en astronomía, es una agrupación convencional de estrellas, cuya posición en el cielo nocturno es aparentemente invariable. Los pueblos, generalmente de civilizaciones antiguas, decidieron vincularlas mediante trazos imaginarios, creando así siluetas virtuales sobre la esfera celeste.
En la inmensidad del espacio, en cambio, las estrellas de una
constelación no necesariamente están localmente asociadas; y pueden
encontrarse a cientos de años luz
unas de otras. Además, dichos grupos son completamente arbitrarios, ya
que distintas culturas han ideado constelaciones diferentes, incluso
vinculando las mismas estrellas.
A partir de 1928, la Unión Astronómica Internacional
(UAI) decidió reagrupar oficialmente la esfera celeste en 88
constelaciones con límites precisos, tal que todo punto en el cielo
quedara dentro de los límites de una figura. Esto para facilitar a los astrónomos la correcta difusión de sus investigaciones.
La forma de las constelaciones se mantiene sólo para la posición de la tierra, pero, si miráramos las mismas estrellas desde otro sistema solar, veríamos formas totalmente diferentes y las distancias entre ellas dejarían irreconocibles las constelaciones que conocemos. Veamos un ejemplo con la constelación de tauro: